Bianca Atwell es una artista multimedial que divulga una perspectiva personal de la ciencia y no la ciencia oficial. Autora del libro "Entra en la Mente del Planeta Tierra.
Sus conferencias interactivas son una forma totalmente nueva y original de divulgar la ciencia a través del arte y el humor. Entrevista a los científicos del nuevo paradigma y escribe artículos en varios medios de comunicación.
03/04/2012
En todos estos
últimos años hemos hecho hincapié en nuestra evolución como seres humanos,
rompiendo paradigmas y observando las diferencias entre nuestro ancestro
primate más cercano y nosotros.
Pero nos hemos
olvidado que nuestro animal, el animal humano, es el que rige
nuestra conducta, y tanto que lo hace instintivamente, que también es al que
apelan las estrategias de manipulación. Todo ello, sin que nos demos cuenta,
pues nuestras conductas animales llevan tantos millones de años allí, que ya se
han automatizado.
Bianca Atwell en su personaje de "El
Animal"
Somos animales. No
hemos dejado de serlo en millones de años de evolución, y no dejaremos de serlo
porque es nuestra naturaleza.
Somos primates,
mamíferos, gregarios y seres de manada, y nuestra conducta cotidiana está
regida por las reacciones instintivas a los cambios medioambientales.
Percibimos la
realidad con nuestro aparato perceptual (único en cada uno de nosotros y con
sus propias características), y gran parte de la información que recibimos se
procesa sin que seamos capaces de discernir el cómo, el cuándo y el por qué.
El animal humano
dirige nuestras reacciones a los sucesos cotidianos, en un patrón de
prioridades que tienen que ver con nuestra supervivencia. Las zonas que se
mantienen más alerta, tienen que ver con la comida, con la reproducción, con el
estado del clima, con el territorio.
Bianca Atwell en su personaje de El Animal Humano
Estas reacciones de
nuestro animal están grabadas en el ADN de cada célula, y solo cambia la manera
en la que las máquinas moleculares leen el código genético.
Las formas en las
que se lee el código y luego se reinterpreta en proteínas, son moduladas por
nuestros pensamientos, por la educación recibida, por las experiencias de vida
y por el contacto con la información, que también puede interpretarse como
in-formación, ya que vamos formando nuestro cuerpo y devenir, de acuerdo a cómo
recibimos y procesamos individualmente la información que nos llega del
exterior.
En estos momentos
de cambios extremos, de cambios estructurales en el planeta Tierra, el animal
humano reacciona como cualquier organismo: intenta adaptarse lo mejor posible
para sobrevivir.
No le sirven ya los
patrones de conducta que ha llevado en los últimos años, debe cambiar (con el
cambio global) debe flexibilizarse, salir del molde para tomar uno nuevo. Las
especies con mayor capacidad de adaptación, son las que sobreviven a los
cambios.
Y el animal humano
tiene una ventaja. Es un ensayo relativamente nuevo de la naturaleza, una
especie que ha venido dotada de gran capacidad de adaptarse a los cambios
medioambientales.
Pero, esa gran
capacidad solo puede desplegarse si el organismo se encuentra con las
condiciones como para realizar una homeóstasis adecuada.
Esto significa que
debe estar correctamente conectado con la naturaleza. Con las plantas,
con los demás animales, con toda la biomasa, sin interferencias.
Porque la Noosfera, la mente del
PlanetaTierra, el campo no local de información para la
sincronización de la biosfera (todo lo vivo en el planeta), envía y recibe las
señales a través de los seres vivos, de una forma mucho más directa y eficiente
que cuando vivimos en ciudades donde los campos electromagnéticos
(fundamentales para la transmisión de señales de sincronización evolutiva)
están en sus valores homeostáticos (en valores cercanos a un punto de
equilibrio).
En estos tiempos de
cambio, puede resultar tremendamente traumático para el animal humano,
mantenerse con las mismas conductas que ha llevado a cabo años atrás. El cuerpo
del animal grita, porque recibe las señales de las fuerzas naturales que le
empujan a cambiar, a acompañar los cambios medioambientales. Pero muchos de
nosotros hemos dejado de escuchar al cuerpo, y otros, siquiera nunca se han
puesto a escucharlo, no saben que existe una comunicación entre todas las
especies que viven en nuestro cuerpo y nuestra individual consciencia del “yo”.
Pues existe, y es
fundamental. Es una función natural que puede ser interceptada cuando
se captura nuestra ATENCION.
Vivimos en
sociedades de consumo, de información manipulada y estratégica, que nada tiene
que ver con la información vital, sino todo lo contrario. Los mensajes que
recibimos día a día, encierran al animal humano en una jaula perceptual.
El mamífero cuando
se despierta por las mañanas, lo primero que hace es ir a beber agua y
exponerse a la luz solar, para coger el 34% de energía vital que necesitará
para el resto de la jornada. Luego se alimentará y realizará sus funciones
sociales como todo animal gregario.
Pero muchos de los
humanos, comienzan el día desayunando directamente, y conectándose a las redes
de información, saltando los pasos fundamentales:
-Beber agua.
-Absorber energía
de las fuentes electromagnéticas. Cuyo proceso sólo se dispara eficientemente
cuando el cuerpo está bien hidratado.
-”Sentir” cuáles
son las condiciones medioambientales.
Cuando el animal
comienza el día con este proceso, recibe la información de la Tierra y además
de toda la biomasa, que se auto-regula. Comunica luego su “estado” a la manada,
y ENTRE TODOS logran un equilibrio de supervivencia y de adaptación a las
condiciones actuales.
Si no nos
predisponemos al cambio, nos podemos partir como una caña de bambú que decide
permanecer firme a la corriente del río. No. La caña de bambú se hace flexible
en el momento en el que recibe la corriente, se adapta a su dirección e
intensidad.
Del mismo modo el
animal humano está dotado de esa capacidad de adaptación, siempre y cuando su
nuevo neocórtex no le impida flexibilizarse. El pensamiento rígido, las
rutinas, el temor a los cambios y el no escuchar al propio cuerpo, representan
conductas que llevan a la no supervivencia.
El cambio ya está
aquí, y el animal humano se está adaptando. Lo hacen todos los seres vivos del
planeta, y en la medida en que nos permitamos experimentar nuestros instintos,
recuperar la ATENCION CONSCIENTE, y
disponernos a cambiar como lo hace la Tierra, estaremos más sanos y el impacto
de este cambio de era planetaria será más fácil de sobrellevar.
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